Puedo decir que tuve muchas amantes o muchos amores.
Situaciones que se pueden contar en diez minutos, en un viaje en tren o en una charla de cafe como al pasar distraidos, como si no fuese algo importante.
Necesito que lo sepan, nunca le doy demasiado importancia. Pero es mi instinto vegetal animal mineral que me habla y no puedo ignorarlo.
Amo a todo lo que veo, siempre y cuando tenga un buen par de tetas, o al menos dibuje algo minimamente timido debajo de su blusa, remera, camiseta o bikini, no es este el momento de hablar de moda, cualquier cosa al respecto me mandan un mail y vemos de trabajar un styling... Pero si de amores y de amantes, de mañanas de cafes a las apuradas o llamadas al trabajo avisando que nuevamente me duele algo de mi cuerpo (que conciensudamente voy tachando en un mapita humano que robè de un consultorio de un acupunturista) se trata, este es el lugar y este es el momento. Es decir, tengo un solo higado, dos riñones, mas bien mentiras de patas cortas si uno no es precavido. Tengo 100 corazones, eso puedo probarlo.
Y es por hablar de amores y de amantes que aprendi a conocerme. Vuelvo en forma de abanico de posibilidades, pretendo que soy algunas veces un avestruz que mete su cabeza en el mismo agujero y el paisaje es otro. Otra tierra, el mismo aroma a humus.
Quiero decirles a todas cuanto las estimè. Cuànto las lastimè me lo diran uds, pero yo no soy un hombre que tiene reproches, mas bien soy de esos que miran para adelante buscando el detalle ideal que lo evada de estos asuntos.
Por eso es que hoy escribo, porque un nuevo amor me ha llamado, y siendo un poco descuidado lo he atendido. Me he prometido no perder mi energia en cuestiones banas, lo he practicado y me ha servido. Y aquì me encuentro, redimiendo mis sentidos en pocas palabras, en diez minutos que se escapan entre los dedos, que no piensan, que no mienten, solo aman.
martes, 30 de marzo de 2010
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